Durante los quince años de independencia los estonios han experimentado como su bienestar material y su percepción individual han mejorado, pero también el individualismo y los vicios que éste acarrea, como la despreocupación y la indiferencia. Nada mejor para aliviar esos males que la afición deportiva. Cuando nuestros compatriotas triunfan en la arena deportiva, una verdadera oleada de banderas de azul, negro y blanco se levanta, uniendo a la gente, y haciéndoles olvidar las divergencias y contradicciones cotidianas.
Durante los últimos Juegos Olímpicos los estonios sintieron muchas emociones positivas y grandes alegrías por las victorias conseguidas.
En los Juegos Olímpicos de Invierno de 2006 que se llevaron a cabo en Torino, los esquiadores de fondo estonios pudieron cosechar los frutos de quince años de sabios y consecuentes esfuerzos. Los esquiadores de Noruega, Suecia, Finlandia, Alemania y Rusia habían seguido durante años muy de cerca a sus rivales estonios Kristina Šmigun, Andrus Veerpalu y Jaak Mae, pero en Torino sonó el himno estonio en honor de los campeones olímpicos tres veces. Tal resultado superaba con creces el más audaz de los sueños.
Kristina Šmigun se convirtió, al conquistar dos medallas de oro, en la heroína de los Juegos de Torino. A Kristina Šmigun, quien había crecido en una familia de esquiadores, se le conocía durante una década en los círculos de deportes invernales, pero siempre algún contratiempo había estropeado el triunfo en las Olimpiadas. En Torino pudo al fin radiar de felicidad. La lluvia de triunfos continuó al siguiente día cuando Andrus Veerpalu añadió una segunda medalla de oro olímpica a su colección personal
Las agencias de noticias internacionales se asombraron de que tres medallas olímpicas de oro fueron a parar a habitantes del pequeño pueblo de Otepää, en el sur de Estonia, más de las que obtuvo Noruega, Finlandia, Rusia y Alemania. Andrus Veerpalu ya había ganado una medalla de oro y otra de plata en las Olimpiadas de Salt Lake City en 2002, y con su nuevo triunfo se convirtió en el deportista estonio más destacado de todos los tiempos en los juegos olímpicos. El fuero deportivo de Veerpalu, en la actualidad padre de cuatro hijos, es inagotable; se propone a arrancar en los Juegos Olímpicos Invernales de Vancouver, en el año 2010.
En los Juegos Olímpicos de 2008 celebrados en Pekín el lanzador de disco Gerd Kanter fue coronado como campeón olímpico. Kanter ya había alcanzado la cima en el lanzamiento de disco el año anterior cuando se convirtió en campeón mundial en Osaka. Su próxima meta es lograr un record mundial; sin embargo, el mejor atleta estonio en la actualidad ya ha conquistado la meta de ser el tercer mejor lanzador de disco de la historia.
Los remeros estonios también fueron premiados por su dura labor en el remo olímpico en 2008. Jüri Jaanson, en su sexta participación en unos Juegos Olímpicos, y Tõnu Endrekson ganaron la medalla de plata en remo por parejas. Jaanson ya había ganado una medalla de bronce por su participación en el remo individual en los anteriores Juegos Olímpicos. Igualmente, tanto Jaanson como Endrekson cuentan con varias medallas ganadas en varias participaciones en campeonatos mundiales. Jaanson, un hombre con una larga trayectoria atlética, se coronó como campeón mundial en 1990.
El más fa moso de los atletas estonios en Europa en la década de los noventas fue Erki Nool, que en los Juegos Olímpicos de Sídney ganó la medalla de oro en el decatlón. Otros atletas de gran talla siguen sus pasos – el lanzador de jabalina Andrus Värnik, quien se coronó campeón mundial en 2005, y los lanzadores de disco Gerd Kanter y Aleksander Tammert, éste último ganó una medalla de bronce olímpico en 2004.
Otros talentosos atletas van rumbo a la cumbre. Margus Hunt, que ganó el lanzamiento de disco y bala en el Campeonato Mundial Juvenil de Atletismo en Pekín, fue elegido como uno de los mejores atletas menores de veinte años en 2006. También Kaire Leibak en triple salto y Marek Niit en carrera de 200 metros obtuvieron en Pekín sendas medallas de oro. Los aficionados chinos quedaron sorprendidos con el éxito de los estonios, y concluyeron que en atletismo Estonia era un gran país.
El 2008 fue también un año de éxitos en el tenis estonio. Nuestra mejor jugadora, Kaia Kanepi, se convirtió en la segunda estonia en alcanzar los cuartos de final en un evento de Grand Slam como es el Abierto Francés. Toomas Leius, quien había alcanzado la misma ronda eliminatoria 43 años antes, fue uno de los mejores del mundo en su época, pero su carrera dio un traspié debido a las restricciones establecidas por la Unión Soviética relacionadas con atletas que participaban en competencias extranjeras. Así como la carrera de Kaia Kanepi sigue en alza, los aficionados estonios esperan verla en los grandes torneos de este 2009. A finales de 2008, Kanepi había logrado su más alta posición en el escalafón de la WTA – en este momento se encuentra entre las 30 mejores jugadoras de tenis del mundo.
Cuando los estonios fraguaban su libertad de la Rusia zarista a comienzos del siglo XX, los poetas y artistas enarbolaron el espíritu libertario, pero también los deportistas, con Georg Lurich a la cabeza. Durante los primeros años de la independencia, los luchadores disfrutaron de gran fama debido a sus hazañas. Uno de los más dignos de ellos fue Kristjan Palusalu, un humilde descendiente de campesinos, quien conquistó dos medallas de oro en las Olimpiadas de Berlín en 1936, tanto en lucha libre como en grecorromana. La brillante trayectoria de los luchadores estonios se mantuvo hasta 1950, pero se extinguió posteriormente. Una agradable sorpresa para todos fue que en el otoño del año 2006 Heiki Nabi se convirtiera en el Campeón Mundial de Lucha Grecorromana en la categoría de pesos pesados en China. Muchos ven en el veinteañero atleta la reencarnación de Palusalu; Heiki Nabi es también de origen campesino, y de carácter sencillo y digno.
Los entusiastas de las carreras de rallies celebraron durante años los triunfos del Markko Märtin y de su copiloto británico Michael Park. En el año 2002 fueron invitados al equipo de Ford, y durante la siguiente temporada emergieron como líderes del mismo. Märtin y Park formaron un equipo muy unido, y se convirtieron en verdaderos amigos. Michael Park estaba convencido de que podrían convertirse en campeones mundiales. Pero en una competición en el otoño de 2005, en el mejor momento de la colaboración entre ambos, ocurrió un trágico accidente en las carreteras de Gales. Markko se salió de la carretera y en el accidente perdió la vida el copiloto. En Tallin ha sido develado un monumento en memoria a Park, y en su honor se organizan competiciones. El entendimiento casi ideal entre ambos es una buena muestra de la colaboración europea.
La colaboración entre Estonia y Gran Bretaña ha continuado en otras disciplinas deportivas automotrices. Por ejemplo, Marko Asmer ganó el título de campeón de Fórmula 3 como parte del equipo inglés HiTech en 2007. Esta disciplina ha servido de trampolín a muchos pilotos famosos de Fórmula 1. En la temporada 2008 Marko Asmer se convirtió en el primer estonio en alcanzar la Formula 1 como conductor de prácticas del equipo BMW Sauber.
Por otra parte, Indrek Pertelson y Alexei Budõlin han sido los yudocas estonios más destacados internacionalmente; ambos consiguieron sendas medallas de bronce en las Olimpiadas de Sydney en el año 2000. Indrek Pertelson repitió su hazaña en el año 2004, en las Olimpiadas de Atenas, donde logró un segundo bronce.
El deporte debería estar libre de prejuicios nacionales, políticos, religiosos y raciales. Los seguidores más fieles, que viajan de una punta a otra del planeta para estar cerca de sus deportistas favoritos, y que a la vez respetan a los atletas de otras naciones, son fieles a este ideal. En el sur de Estonia existe un resort para el esquí de campo en una pequeña ciudad muy pintoresca, Otepää, que a menudo se llena de entusiastas del deporte provenientes de otros países cuando se llevan a cabo algunas de las competencias del Campeonato Mundial de Esquí de Fondo. Como en las ciudades de Holmenkollen en Noruega, Falun en Suecia y Lahti en Finlandia, en Otepää también se ven ondear banderas de muchos países del mundo; pero Otepää es especial: sus habitantes dedican gritos de ánimo y de apoyo tanto a los deportistas nacionales como a los extranjeros.
El esquí de fondo tiene un significado especial para los estonios. En los nevados inviernos del país, el esquí de fondo es una actividad de tiempo libre para toda la familia. La temporada de esquí culmina con el Maratón de Tartu, de 60 kilómetros de longitud. El duro recorrido de esta competición supone un reto para miles de esquiadores. El Maratón de Tartu es parte de la serie de competiciones Worldloppet. Por ejemplo, en el año 2007 participaron esquiadores de 23 países.
El deporte no sólo es un estímulo para las personas, sino que también puede desempeñar un importante papel en el acercamiento y cooperación de pueblos y naciones. Por ello los estonios se sienten felices y orgullosos de que el éxito de sus deportistas haya ayudado también en el proceso de mejora de las relaciones internacionales del país.
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